15 febrero 2011 | By: Denebola

¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué?

No puedo dormir. Hace varias horas que debería estarlo, pero no puedo. Y mañana tengo varias cosas que hacer, pero no dejo de dar vueltas en la cama. Mañana no habrá dios quien me levante, o, lo que es peor, seré lo más parecido a un muerto viviente durante todo el día.
No dejaba de escuchar las pequeñas gotitas de lluvia chocar contra la persiana, marcando el paso del tiempo, como si fueran el segundero de un reloj. No he podido evitar levantarme a mirar la calle desde el ventanal del comedor. Aquí también se escuchan las gotas de lluvia romperse contra la barandilla de la terraza, aunque no es lo mismo, aquí no me dicen a gritos que tengo que dormirme, es un sonido monótono que me tranquiliza mientras las últimas almas se esconden por la calle. Me gusta ver la calle mojada, aunque no pueda ver la luna con tanta nube. Apenas pasa gente y está todo tranquilo, aletargado.
¿Qué estará haciendo ahora? Sonrío imaginándole sentado en el ordenador ensimismado sin enterarse de lo que pasa a su alrededor. ¿Le habrá gustado? Probablemente ni siquiera lo haya visto aún, o no le haya dado tiempo de leerlo. De todos modos, espero que le arranque la misma sonrisa que a mí. Bueno, la misma no, prefiero esa media sonrisa entre traviesa e inocente que sólo él sabe poner y que me encanta.
Le echo de menos. Es curioso, sigue fuerte dentro de mí, y cada día va a más. No sé cómo, pero es así. Y me gusta mucho, porque sé por qué. Y cuando pienso en eso me asoma una sonrisa enorme que no sé disimular ni me apetece hacerlo.

Supongo que es hora de volver a la cama, a seguir pensando... Es un buen sitio para seguir con esta sonrisa y seguir pensando en todos esos por qués.