28 octubre 2011 | By: Denebola

Tal día como hoy.

Tal día como hoy, nació Metallica de manos de Ulrich y Hetfield.
Tal día como hoy, supe a ciencia cierta muchas cosas y muy importantes en mi vida. Como por ejemplo, que las trabillas del pantalón tienen una función oculta. O como por ejemplo, que mi intuición no se equivocaba. O como por ejemplo, que existe el temblor espontáneo. O como por ejemplo, que tus vecinos nunca serán tan tolerantes contigo como lo eres tú con ellos. O como por ejemplo, que los albornoces XL no sólo me gustan a mí.
Tal día como hoy, un par de días más, un par de días menos, pasó algo que me cambió la vida. O al menos, terminó de cambiarla. Y fue algo increíble. De esas cosas que se hacen sin pensar, de las que, por norma general, si te paras a meditar sobre ello, lo arruinas todo. Y no lo hice, ni pensé en ello, ni esperé nada, quizás por una ilusión infantil o adolescente, el bloqueo de mi cerebro, o váyanse ustedes a saber. Y cuando no esperas nada y sólo te limitas a vivir con intensidad cada segundo, el famoso Carpe Diem, nada ni nadie puede arruinarte el momento, ni siquiera uno mismo.
Tal día como hoy, si me hubiera parado a pensar en cómo estaría hoy o en cómo podría estar, habría sido un día horrible. Y quien dice día, dice fin de semana, o dice semana. Y sin embargo, hoy puedo decir que fue uno de los momentos más felices de mi vida.
Tal día como hoy, no se puede borrar de mi mente y viene a arrancarme una y mil sonrisas una y otra vez a lo largo de todos los días que han pasado desde entonces. Y espero que siga así hasta que pueda reemplazar esos recuerdos por otros nuevos.
Tal día como hoy, me recuerda que tengo un motivo para ser feliz y hacer muchas cosas, si esque se me olvida, cosa que, a pesar de mi memoria de pez, rara vez pasa. Por no decir nunca.
Tal día como hoy, puede pasar cualquier cosa.
Tal día como hoy, puede que tu vida cambie radicalmente y no puedas pedirle nada más.
20 octubre 2011 | By: Denebola

Pánico en la estación

En cuanto el reloj marcó las 5, recogió las cosas, apagó el ordenador y cogió su tres cuartos de cuero y su bolso a toda prisa. Llevaba esperando que llegase la hora desde que había empezado la jornada de tarde, ilusionada y nerviosa. Salió a la puerta y esperó a su compañera impaciente. Muy impaciente. Tenía el tiempo justo. Pero, como siempre que tenía prisa, aquella rubia un tanto bipolar se lo tomaba con una calma apabullante. Odiaba que le hiciera eso, pero no podía hacer más, era ella quien la acercaba a casa.
Y, efectivamente, la estuvo esperando 10 eternos minutos en la puerta.
De camino al coche, la rubia parloteaba sin cesar cosas a las que apenas prestaba atención para evitar los instintos asesinos que la incitaban a cortarle la lengua y algún que otro órgano vital más, producidos por su prisa y su impaciencia, y cuando notó su poco interés, su compañera de viaje empezó la ronda de preguntas al más puro estilo de programa de la prensa rosa. Evidentemente, no iba a contarle el motivo de su impaciencia, era una compañera de trabajo que le hacía el favor de acercarla a casa, pero no era su amiga. Las esquivó como pudo, armándose de paciencia y respirando muy hondo, sabiendo que cuanto menos le contara, más despertaría su interés. Pero no era asunto suyo. "Conduce y calla, cotilla del demonio, que hoy tengo más prisa que nunca", decía su subconsciente casi a gritos, alterado.
Y no era para menos, tenía que hacer muchas cosas en muy poco tiempo.
En cuanto su compañera la dejó en el cruce de siempre, casi salió dejándola con la palabra en la boca. Seguramente el lunes la acribillaría a preguntas, pero en esos momentos, poco le importaba. Su paso era tan rápido que prácticamente corría por la acera, resguardándose del aire frío apretando las solapas de la chaqueta contra su pecho.
Nada más cerrar la puerta de casa, dejó la chaqueta encima de la cama y abrió el agua de la ducha. Mientras el agua iba cogiendo temperatura, sacó la ropa limpia y se desnudó. Iba totalmente acelerada, si no se daba prisa, no iba a llegar a tiempo.
Mientras el agua tibia de la ducha templaba su cuerpo, apenas tuvo un segundo en el que se dió cuenta de lo que estaba pasando y le dió vértigo. El corazón le latía a una velocidad pasmosa y se quedó fría y parada por unos segundos... No, no, no podía perder ni un segundo. Salió de allí, callando a su subconsciente, y se puso el albornoz. Mientras su cuerpo se secaba sacó los mil trastos del bolso enorme que llevaba al trabajo y los fue recolocando en su sitio.
Un mensaje en su móvil la alteró. Más nervios... No tenía tiempo.
Cogió su bolso pequeño y metió las cosas imprescindibles; así era como le gustaba. Se sonrió.
Se vistió a toda prisa, se retocó el poco maquillaje que llevaba, apenas un poco de rimmel y la raya negra del ojo, y se bajó a toda prisa a coger el autobús. Con un poco de suerte, cogería el de y cuarto y llegaría bien de tiempo.
Y sí, tuvo suerte. Al subir al vehículo, respiró aliviada y se sentó con una sonrisa en la boca. Lo había conseguido, ya sólo tenía que dejar que el conductor la llevase a su destino.
Entonces fue cuando, libre de la tensión y la impaciencia, empezó a ser consciente. Notaba cómo su corazón se iba acelerando por momentos, presa de la incertidumbre y del mar de preguntas que pasaban tan fugazmente por su cabeza que era incapaz de retenerlas y pararse a pensar sobre ellas, tan sólo le dejaban una sensación de vértigo y de pánico. Pero lo curioso era que no tenía dudas, al contrario, lo tenía muy claro, las únicas dudas que le venían a la cabeza eran totalmente intrascendentes.
Bajó en la parada, su mente no le permitía siquiera plantearse ninguno de sus pasos, sólo los daba, si pensaba en ello, quizás no los diera, y quería darlos, se moría por darlos. Atravesó la puerta automática del gran edificio blanco y se acercó a la salida de pasajeros. Una de las pantallas avisaba de que aún quedaban unos 10 minutos y ni siquiera se le pasó por la mente salir a fumar un cigarro, sólo se quedó allí, en medio de aquel frío espacio, contemplando la salida, y esperó, impaciente, ilusionada, nerviosa, helada por la temperatura y los nervios, mientras anunciaban la llegada del tren.
Y en el preciso instante que pudo verlo, sólo podía sonreír y todo lo demás, desapareció.
16 octubre 2011 | By: URAPlay

Born to create drama

Tenía pensado dejarla para otra ocasión, pero dado el comentario de Wayne..



Niños

Mandan desde pequeñas...



Incluso lo tienen claro...



Y acordarnos de la que dijo lo que piensan muchos...



Dextruir el colegio con una bomba de dextrucción
13 octubre 2011 | By: Denebola

Cine Ciclo Ibérico (II): Las Ibéricas F.C. (Pedro Masó 1971)

El jurgol y los Domingos


Los Domingos, esos días en los que tu cuerpo te pide parar, no quieres nada más que sentirte pequeño y débil envuelto en una manta como un canelón y ver cualquier disparate en la televisión. El alcohol todavía ronda por tu cuerpo como consecuencia de los excesos de los días divertidos del fin de semana. Te levantas a horas cercanas a la comida, haces un esfuerzo titánico y te apetece algo de comida casera como la que te hacía mamá y la preparas. Debemos regular el ph y mientras preparas la pitanza ataviado con tus rockys con la goma desgastada -desafiando a las leyes fundasmentales de la física aferrándose inexplicablemente a tu cintura- y la camiseta de Ultramarinos Pepe (pasa, compra y vete) que le regalaron a tu madre con un kilo de traseros de pollo allá cuando Stielike aún campaba por el Bernabeu, tomas unas carvezas.

Comes, retiras los platos sucios y te preparas una generosa copa de tu licor preferido. Ese es tu momento.

A falta de Cine de Barrio por estas latitudes y su esperpéntico desfile de personajes con un pie y medio puesto en el cortijo de los callaos y carrusel de fascistadas protagonizadas por Paco Martínez Soria, acompañado de mi copazo dejo que las musas llamadas a voces por mi desidia etílica dicten la infrapelícula que me acompañará durante la próxima hora y media.

En un ejercicio de ideas encadenadas (Domingo --> Jurgol --> Resaca --> Españolada) las musas -que en mi caso éstas tres serían Mariano Ozores, López-Vázquez y Pajares- me llevan a poner en el reproductor la película que sin más preambulo paso a comentar: Las Ibéricas F.C.

Y señores qué gozo inmenso para el alma que diría aquél, el Gómez Bur paseando su donaire castizo ataviado con un chándal aún más inenarrable que el sombrero de Ozores en la anterior película comentada, portando un silbato que no dudaba en chiflar como un poseso, lanzando miradas fuera de plano con algún que otro temblor por si le tenían ya preparada la coñá. Tip y Coll con lo suyo, pasearse por allá y acullá haciendo necedades a cada cual más hilarante. El Fernan-Gómez eternamente cabreado con su contraria, levantando mucho, mucho la voz y lanzando amenazas de todo modo inconstitucionales hoy día; y ÉL, EL MACHO IBÉRICO, Máximo Valverde haciendo de jurgolista sueco, que por motivos que aún no logro entender, si por el churre, el despiporre o la cosa loca en general, dota a su personaje con un acento mezclando el andalusí, el ruso estepario y el gangoso anticipándose cual Nostradamus al advenimiento de Arévalo; Doña Rafaela Aparicio pues también con sus cosas, a lo bipolar, que lo mismo se te derrumba en el suelo inconsciente que se levanta profiriendo bocinazos cacofónicos.

La película en sí, un dislate tras otro, chistes que de puro malo son descacharrantes, un estilo visual que, fuera de cachondeo, parte de las vanguardias europeas en el montaje en cuanto a introducir escenas deportivas. Estilismo yeyé que suma a las tordas un +10 en morbosidad y una cosa que hoy por hoy no entra en la cabeza de ningún director y que por aquel entonces era cosa normal, las hostias a rodabrazo, me explico. En bastantes ocasiones hay amenazas de soltarle una tollina a alguna de las mozas, sin ir más lejos de cada 5 frases que suelta alguno de los señores de la película 3 son alusiones a que está comprando papeletas en la rifa de guantazos. Sin embargo, en ningún momento hay muestra explícita del paso del Señor Hostias por la película, si acaso algún exceso de maquillaje y/o calma en el temperamento de alguna de las señoritas. La brillantez de este recurso reside en mostrarlas veladamente o fuera de plano, que me parto yo el ohio de las patochadas de fuera de plano de algún director centroeuropeo en las que no pasa nada ni en el metraje, ni en campo ni en ningún otro lado. Aquí se sigue con el mismo jaraneo, despiporre y jolgorio pero además se atiza a las señoritas como se hacía en las casas de bien, de puertas hacia dentro, sin airear los trapos sucios a ojos de otros. Genial.

 7 piromanitos sobre 10.
 
Pirómano
12 octubre 2011 | By: URAPlay

Arroz al horno

Iba a poner la receta, pero...  mejor pongo las fotos. Hacía tiempo que no hacía fotos al arroz al horno... Ya sea porque siempre suele salir igual, pero hoy ha salido diferente... Y mejor que nunca


07 octubre 2011 | By: Denebola

Cine Ciclo Ibérico (I): Yo hice a Roque III (Mariano Ozores 1980)

Saludos a todos los asiduos a este blog, en mi regreso -si la enorme desidia y procrastinación innatas en mí me lo permiten- me gustaría hacer un pequeño ciclo de reseñas a los grandes clásicos de la filmografía ibérica, siempre y por supuesto, dispensado en pequeñas dosis como los torreznos, que lo poco de Pirómano es suficiente para llenar hasta el estómago más profundo y una sobredosis puede afectar al tracto intestinal de modo orgiástico en una diarrea piromaniaca.


Cine Ciclo Ibérico (I): Yo hice a Roque III (Mariano Ozores 1980)

Don Mariano y punto en boca

Hablar de Yo hice a Roque III es hacerlo de la, probablemente, película más grande de la etapa que conforma el triunvirato Pajares-Esteso-Don Mariano, luz de guía en la filmografía del prolífico director para el fan de Don Mariano, si es que existe alguno más en la vida real aparte de servidor, y no se queda en la típica pose de graciosete pseudocasposo diciendo que las de Pajares y Esteso son la risión como la de Los Bingueros y... y... y... otras... Mientras se coloca las gafas de pasta mirándose al espejo por si se le ha descolocado el arete de la napia.

La película de por sí comienza con un ritmo y un tempo tales como si fuesemos a bordo del Red Bull de Vettel en plena recta y con el Kers echando humo, acuérdense de este afortunado símil cuando visionen el film y posen sus ojos asombrados en ese flamante Renault 5 ataviado con los colores del detergente "Pilón" surcando elegantemente las calles -sorpresón al recordar que en Madrid había descampados- de ese Madrid en plena transición.

La presentación de los personajes y los diálogos se desarrollan como si estuviese escrita por un tal Miguel de Cervantes jamao de tripi Vallecano. Los chascarrillos afortunados por minuto hacen que el flequillo se te ponga a la altura del cogote, sus correspondientes pezonacos sin mediar los cinco minutos de metraje, bajando de revoluciones casi hasta el ralentí cuando y como debe hacerse desatando el libre albedrío de estos dos titanes del humor de tasca en las situaciones más dadaístas, véase la escena de la báscula:



La introducción de Ozores -Antonio- entrada la película y presentado el antihéroe (Pajares, bastante antes de su día de furia) y su samaritano amigo (Esteso, antes de caer en lo suyo...) hacen que el reparto funcione a la perfección como un mecanismo de relojería Suizo. Desde grandes secundarios como Rafael Hernández y Florinda Chico (repartiendo chulería y mala leche como toca con las suegras de las de toda la vida y como Dios manda) hasta el púgil Dum Dum Pacheco con un papelito parodiándose como Kid Botija, échándole bemoles dado el conocido sonadismo y casi falta de veranos de nuestro antiguo campeón.

A partir de aquí tenemos todos los ingredientes para poder hacer la mejor receta de la risa añadiendo un buen puñado de Antonio Ozores adicto a las pipas ataviado de chándal ochentero que llevan los modernos de ahora y con un inenarrable gorro, salpimentado con un antihéroe medio bobo y su amigo, qué digo amigo, ¡¡¡Hermano!!!, más disminuído aún si cabe, y adornado como si del perejil de Arguiñano se tratase -algo que no puede faltar- de las mamellas y su consiguiente felpudazo de la otrora musa Mirta Miller.

En definitiva, Don Mariano nos redescubre y reinventa el género de la parodia haciendo de ésta algo más que eso, un auténtico homenaje primero a Silvester Stallone después a las películas de risión y por último a mi abuelo por que parece que está película está escrita por y para él. Una obra mayor en el grueso de la filmografía de Don Mariano de su etapa más postmodernista.

9 piromanitos sobre 10

Pirómano
03 octubre 2011 | By: Denebola

Qué bonito es enamorarse...

Me he vuelto a enamorar.
Y esque, cada vez que pongo un pie allí, me enamoro un poco más. Siempre me he sentido atraída, pero cada vez mi corazón late más fuerte cuando sé que voy a verla. Y me quedo como una quinceañera embobada cada vez que la veo.
Cada vez que voy, me enamoro un poco más de Madrid. Si esque es posible enamorarse más, porque a mí me tiene totalmente cautivada.
Es una ciudad que te atrapa o te repele, no tiene término medio. Personalmente, me tiene enamorada, y cada día más. "Sería capaz de acostumbrarme a esto", dicho en una película pastelosa de Meg Ryan y Tom Hanks, suena exactamente como me siento respecto a esa ciudad, pero en lugar de gesto enamorado, una sonrisa traviesa en mi cara. Y también sería capaz de amarla.
Sí, es cierto que adoro Zaragoza. Es una ciudad que sólo puedes amarla. Pero es distinto, Zaragoza desprende un cariño como el que le tienes a un familiar. Una madre, un padre, una hermana... Alguien que sabes que siempre va a estar ahí y que siempre te va a abrazar con amor. Así es Zaragoza. Acogedora, cariñosa, entrañable... Un amor incondicional. Pero Madrid... Sólo puedes aceptarla y quererla como es, aceptar su grandeza y carácter, u odiarla. Como se hace con una novia con genio.
La mayoría de ustedes saben que este fin de semana he estado allí y por qué. Y esque es poner un pie en Atocha y no puedo reprimir la sonrisa. Y muy a pesar del mal fin de semana que he pasado, quizás el más horrible que he pasado en mi vida, que es mucho decir, he disfrutado de Madrid y exprimido cada segundo.
Me encanta y me vuelve loca.
No voy a contarles qué hice o qué dejé de hacer, eso es algo que queda entre ella y yo. Bueno, y la persona que me se arriesgó a acompañarme en los peores días de mi vida (y he de decir que no pude elegir mejor compañía, al menos que fuera factible).
De allí me he traído unas Converse, unos pies destrozados, unos gemelos hechos polvo, una sonrisa inmensa, mi mejor humor y ánimo, una cajita de violetas de caramelo como las que me traía mi padre de pequeña, muchas Mahou en el cuerpo acompañadas por un cuenco de patatas fritas "made in" Getafe, y unas ganas horribles de volver para quedarme.
Sí, querido Pirómano, Madrid es la mejor ciudad del mundo.
Y, querido, me pidió un favor. No pensaría que no se lo iba a hacer, ¿verdad? Sabe que por usted, haría cualquier cosa. Aunque he de decir que sólo a medias. El favor de verdad, se lo haré en privado. Aquí lo tiene.


Y aquí les dejo unas fotos de la ciudad que nunca duerme. Háganme el favor de disfrutarlas:


Atocha. Preciosa, se mire por donde se mire.

Amaneciendo en Madrid.

Las tortugas de Atocha también se aburren. Y el tema vouyeur les importa bien poco...