23 febrero 2011 | By: Denebola

"¡¡¡Quieto todo el mundo!!!"

Con estas palabras el Coronel Tejero acojonaba a todos los diputados a golpe de bala un día como hoy hace 30 años.

No pienso darles un discurso sobre los hechos, causas y consecuencias de este episodio histórico español, para eso están los libros de historia, una película a punto de estrenarse y un montón de programas en televisión sesgados por los ideales políticos y que han proliferado como los conejos ante el sensacionalismo de la sociedad.

Además, pueden leerlo en cualquier periódico online:

http://www.publico.es/espana/362309/23-f-el-golpe-que-vacuno-la-democracia-espanola

Ahora se les llena la boca a todos contándonos dónde estaban el 23F, cómo lo vivieron, qué opinan y un sinfín de chorradas que se las podrían ahorrar. Que sí, que está muy bien a modo anecdótico, pero no me parece mas que una burda manera de dar publicidad a la película que está a punto de estrenarse y de dar bombo y platillo al partido que tras el intento de golpe de estado acabó gobernando, el PSOE, para que relacionemos las buenas hazañas de aquel entonces con el actual gobierno.
Hay que joderse... Definitivamente nos manejan como si fuéramos borregos. O en algunos casos, muy pocos, lo intentan.

¿Dónde estaba yo el 23F? Pues probablemente en la cuna, mientras mi madre se echaba las manos a la cabeza preguntándose en qué berenjenal se habían metido.

Nos parece la prehistoria, pero de eso nada, esos tiros en las Cortes no pasaron hace tanto, yo misma ya existía, y aunque otros muchos como el Playmobil no puedan decir lo mismo y sólo tengan conocimiento de causa a través de los medios de comunicación, esa escena tragicómica está más cerca en el tiempo de lo que parece, aunque nos parezca grotescamente mentira.

Quizás hoy por hoy más de uno piense que al actual gobierno no le vendría mal un Tejero para que dejaran de hacer el canelo y se dejaran de soplapolleces. No les culpo. Si tuviera una familia que mantener y estuviera en paro, a mí también se me pasaría por la cabeza entrar a tiros en las Cortes y gritar eso de "¡¡¡Quieto todo el mundo!!!", a ver quién me levantaba la voz...