Se desveló, abrió lentamente los ojos.
Se había quedado dormida allí mismo, en el sofá, entre el hueco que había entre su brazo y su cuerpo, buscando un poco de calor. Su brazo la rodeaba, su dedo daba pequeños golpecitos rítmicos sobre su espalda, quizás eso era lo que le había despertado, no se daba cuenta. Subió la vista hacia su cara y le vio ese gesto ausente con la mirada perdida tan típico suyo cuando algo le rondaba la cabeza demasiado tiempo y empezaba a preocuparle.
"Te has despertado", le dijo en voz baja. Ella le sonrió.
Volvió a acurrucarse buscando un rincón cálido y cómodo en su cuerpo, y empezó a hacer pequeños dibujos abstractos imaginarios sobre su piel. No quería preguntarle, no quería que le diera más vueltas, fuera lo que fuera lo que le preocupara, ya se lo diría cuando él creyese oportuno. Lo único que quería era que se le olvidase, aunque sólo fuera un momento, lo que tenía en la cabeza.
Le gustaba estar en silencio así con él, abrazados, como si no existiera nada más alrededor. No necesitaba que le dijera nada, así estaba bien.
Sintió cómo le acariciaba el pelo. No le gustaba que nadie lo hiciera... Salvo él.
"Anda, vámonos a la cama..."
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