Hay días en los que lo llevo mejor. Otros peor. Otros no lo llevo. Y otros me lleva a mí...
Y hoy es uno de esos días en los que me lleva a mí...
Además, todas las circunstancias a mi alrededor acompañaban...
Mi cuerpo estaba aquí, pero mi mente ha estado, y de hecho sigue estando, muy, muy lejos.
Mi padre lo ha achacado todo al síndrome del lunes, "Estás rara", me ha dicho. No, no estoy rara, sólo... Le echo de menos.
He estado todo el día acompañada de gente, rodeada, pero no he escuchado a nadie, no existía nadie para mí. Me habría gustado estar sola, autofustigándome en mi sofá, o en la cama, o donde fuera, pero sola...
Podría explicarles cómo echo de menos el calor de su cuerpo, el de su mirada, el de su voz, el de su risa...
Pero no tengo ganas. Ni ánimos.
Sencillamente, le echo de menos. Con sus virtudes, sus defectos. A él. Tal y como es.
No lo puedo evitar. Y aunque es duro echar de menos a alguien de esta forma, me gusta que sea así, me gustan estos días. Me ayudan a recordar algo que no voy a olvidar, ni quiero hacerlo. Sencillamente, es así. Y negarlo sería un grave error por mi parte. Eso es lo único que tengo claro.
La Ñeka.
1 comentarios:
Masoquismo hasta la saciedad...
Realmente, a veces pienso que es mi versión guapa, inteligente y femenina
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