Llevaba 20 minutos allí.
Estaba impaciente. Nerviosa. Cardíaca.
Quizás no sabía dónde se había metido, ni lo había pensado, pero sabía que era el mayor acierto de su vida. No tenía razones palpables, podía explotarle todo en las manos, pero estaba segura de que no. Estaba convencida. Sabía a ciencia cierta que no.
Aparte de que los nervios no le dejaban pensar.
Era una locura, pero a la vez no lo era. Estaba segura, y no tenía ningún motivo razonable para explicarlo, pero sabía que era así.
Estaba en el edificio más frío de toda la ciudad, hacía un aire descomunal, pero estaba tan helada por dentro por el pánico, que ni lo sentía. No podía moverse, tan solo esperar y dejar que los sucesos ocurrieran.
Y vio algo. Apenas un atisbo de lo que era su pelo, y supo que era él.
Lo sabía.
Y le vio aparecer, descubrirse lentamente al ritmo de las escaleras mecánicas, y se dibujó sola: una sonrisa cada vez más grande. Tenía razón...
Y mientras le veía avanzar hacia ella, le empezó a entrar un pánico aún mayor. No se había parado a pensar... ¿Y si él sentía que le había explotado entre las manos y no lo que sentía ella?
Apenas podía pensar.
Tenía razón...
Tenía razón...
Tenía razón...
No podía moverse ni dejar de sonreír.
Tenía razón.
¿Y él qué pensaba?
No le dejó tiempo. Soltó su bolsa a su derecha, cogió su carita con las 2 manos, y... La hizo temblar. No existía nadie ni nada. Ni siquiera se dio cuenta de que estaba temblando.
Sí. Tenía razón. Y no hizo falta ni una mísera palabra para que se diera cuenta.
Hay una teoría económica, el "second best". Su significado lo dice todo. Ni siquiera lo fue. Fue el mal menor. Hasta ahora había funcionado. Pero ahora eso ya no funciona.
Cuando te quedas solo, cuando tienes que compartir tu vida con una persona hasta el fin de tus días, el mal menor no es suficiente. Si no amas a quien tienes día a día a tu lado, la pareja se rompe.
Lo duro es verlo desde fuera cuando eres parte implicada y una de las partes te pregunta por qué.
La respuesta es sencilla: le quieres, pero no le amas.
Pero no puedo decírselo. No me entiende. No me entenderá jamás. Tendría que darse cuenta ella. Y ahora ya es demasiado tarde.
2 comentarios:
Tarde... Algún día lo entenderá
Lo dudo, es demasiado racional.
De todos modos ella misma sabe que algo no funciona, y no somos los demás.
Sin embargo la impotencia de saber que lo que le estás diciendo es real y que ella no comprenda lo que es un sentimiento porque buscado el lado racional del mismo, es desesperante.
Y mientras no lo comprenda, elproblema que tiene seguirá ahí.
Claro, que es algo en lo que yo pinto poco...
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