09 junio 2011 | By: Denebola

Lo que todo hombre quiere saber y no se atreve a preguntar

Llega un momento en la vida de todas las chicas en el que dejamos de usar la tan socorrida mochila y empezamos a usar ese arma del diablo llamada bolso.
Recuerdo perfectamente cuándo aparqué mi mochila: en COU. Cuando te cargas una mochila de cuero, es señal de que lo que llevas a la espalda pesa mucho, demasiado. Así que la tiré a la basura (o mi abuela la utilizó para los rotos de las "chupas de cuero" de mi tío, quién sabe...) y me vendí al diablo. Sí, sí, han leído bien. Porque si antes lo de llevar los libros a la espalda era un suplicio, la "opción B" no era mucho mejor. Entre llevar los libros en la mano y que esa... COSA era incapaz de quedarse quieta en el hombro, créanme, dan ganas de tirarlo todo al suelo y patearlo como en los dibujos animados, con ansia.
Y esque las chicas, al contrario de lo que puedan pensar muchos, no nacemos con una habilidad innata para sostener ese artefacto del diablo en el hombro sin que se cantee.
Al principio es un horror. Con el tiempo te acostumbras, aunque nunca llega a ser tan cómodo como llevar todos tus trastos en tu querida mochila... En realidad, llega un punto en el que, o desarrollas esa habilidad para ir por la vida con esa bestia llamada bolso dominada y quieta en el hombro, o terminas aburrida de tratar domarlo y optas por los bolsos cruzados o de asas cortas para tenerlo bien quietecito debajo del brazo.
Pero eso no es todo. Y la llamo bestia no sólo porque tenga vida propia y parezcas retrasada tratando de mantenerlo elegantemente sobre tu hombro, sino también porque se traga todo lo que esté a su alcance.
Siempre recordaré la gran frase de mi abuelo cada vez que tenía que cargar con el bolso de alguna de las muchas mujeres que estábamos en su casa: "Pero, ¿tú que llevas aquí? ¿Piedras?". No, pero casi, hay quien lleva planchas (véase, la madre de Tamara, Ámbar o como coño se haga llamar ahora. Ya saben, la "no cambié")...
Es una verdad universal conocida entre todas las féminas el que, cuanto más grande es un bolso, más cosas llevas en él. No es que metamos cosas inútiles antes de salir de casa porque no queremos que se nos lleve el viento, sino que todo lo que cae en nuestras manos va a parar ahí. Sería de idiotas llevar lo que fuera en la mano teniendo sitio en el bolso, ¿no? Claro, que llega un punto en el que ya no cabe nada y terminamos llevando lo que sea en la mano.
Hasta ahí, bien, todo lógico.
Pero esque al llegar a casa no lo vaciamos. ¿O esque acaso ustedes vaciaban su mochila al llegar a casa? Ni hablar, la dejaban por ahí hasta el momento de hacer los deberes , que necesitaban los libros, el estuche, etc. Así nuestra madre, cuando la cogía para lavarla, sacaba de aquel bolsillo infame desde chicles petrificados hasta piedras del patio. Pues el bolso, tres cuartos de lo mismo.
Los hombres siempre se preguntan qué puñetas llevamos las mujeres en el bolso. La respuesta es: de todo. Eso de "lo que no encuentres en el bolso de una mujer, no lo encontrarás en ningún sitio", es una verdad como una catedral. Y no porque salgamos con la casa encima como los caracoles, sino porque allí va a parar todo lo que nos rodea, usemos o pensemos que nos será útil.
Para que se hagan una idea, hace 3 días tuve que ir a Hacienda. Ya saben, esperar y esperar... Sí, el bolso que ven en las fotos es el que llevé. Les voy a enseñar qué llevo yo en el bolso.
Y como ven, no es nada del otro mundo.
El libro de Econometría (1), sí, bueno, ya que tenía que esperar, no iba a perder el tiempo, yo a lo mío, que es estudiar... El monedero (2), que mejor no lo abro porque de ahí sí que pueden salir especies vivas nuevas. El estuche (3) y la agenda (5), que ya saben que soy Dori... Unos guantes (4)... Anda, coño, si estaban aquí... Mis gafas de sol (6) y el estuche de mis gafas (11), el mp3 (7) y las llaves (8). Mis pastillas para la alergia (9), que andaba buscando, por cierto... El tabaco y 2 mecheros (10)... Sí, no me miren así, siempre hay gorrones de mecheros por ahí y no se imaginan lo que jode quererse encender un cigarro y no tener fuego, el mono se multiplica exponencialmente por segundos... Lo que sí me extraña es que sólo tenga un paquete de tabaco... Un pen (12). Un espejo (13), que no sé qué pinta ahí, debió de ser algún regalo con alguna compra, porque no suelo llevar nada parecido a maquillaje o similares. Una bufanda (14) que debí dejar con los guantes... Y mi móvil (15).
Bueno, ya ven que no es nada del otro mundo. No es más que una prolongación de aquel bolsillo infame de la mochila.
Por eso cuando salgo de fiesta, mi bolso es realmente enano. Para que sólo quepa el monedero (no ése, claro, no cabe...), las llaves, el móvil y el tabaco. Quién fuera hombre para llevarlo todo en los bolsillos del pantalón... Los de chica están cosidos o son inexistentes.