Ahora voy, y derrapo

Iba a escribir una entrada sobre un vídeo que había visto por ahí y despotricar indignada.
Pero no me apetece, me apetece derrapar, escribir cosas sin sentido, de esas que casi nadie lee porque en el título ya estás leyendo subliminalmente eso de ¡¡WARNING, WARNING!! TOSTÓN A LA VISTA. Sí, ¿qué pasa? Yo también derrapo.
Y me acabo de preguntar qué va a ser de mí a partir de ahora, qué clase de vida voy a llevar, cuando, habitualmente, no suelo pensar más allá del fin de semana. Me he limitado a andar paso a paso sin meditar si más adelante debería seguir andando o detenerme un segundo a mirar por dónde he caminado y hacia dónde voy.
Joder, qué bien se vive sin ser consciente de las cosas y sin esperar nada...
Todo te parece genial, te llegan las cosas, y, al no esperarlas, te alegras. Pero cuando esperas algo y no llega... Y no llega... Y no llega... Pero, ¿qué haces? ¿Sigues esperando? ¿Lo das por perdido y renuncias a ello? ¿Luchas por ello? Pero, ¿y si en realidad es algo que no puedes tener?
Entre la incertidumbre, la desilusión, ver la felicidad tan lejos, te desesperanzas. Es una sensación tan desazonadora, que se me hace muy difícil describir, incluso se me antoja imposible. No me refiero a darse por vencido, es el estado anterior, el caminar por una cuerda floja siendo consciente de lo que te espera allí abajo y sentir cómo cada vez te tambaleas más sin poder hacer nada.
Quizás el preámbulo al desastre.
Se te borra la sonrisa, incluso las ganas de sonreír, porque no ves salida y tampoco hay fuerzas para gritar, ni siquiera en la azotea (¿Estoy loca? Sí, y derrapo), ni siquiera está esa pequeña lucecita que veía antes por las mañanas al despertar. No. No hay nada. Nada. Ningún sitio por donde escapar.
Quizás los árboles no me dejen ver el bosque. Quizás. Pero nunca he sido una persona que se guíe por la razón, al contrario. La intuición me ha dicho siempre, y muy acertadamente, por dónde debía caminar, quizás por eso nunca me he hecho la pregunta de qué iba a pasar 4 pasos más adelante, sencillamente me he enfrentado a lo que me he encontrado y me siento orgullosa de haber llegado donde he llegado y la forma en la que he llegado.
Pero ahora... Ahora voy, y derrapo.
Mi intuición anda más perdida que yo. Me patina el sentido arácnido.
Normalmente, en este tipo de situaciones, Denebola era mi salvación. Pero incluso ella está jodida... Supongo que es la primera vez que también ella pierde algo.
Así que, nada, será cuestión de seguir dando pasos sin mirar hacia adelante. A ciegas, sí. Sin esperar nada. Desesperanzador, pero... What else can I do?
Y lo que más rabia me da son esos carroñeros que se acercan cuando te ven caída. Caída, ¿eh? Sí, puedo no encontrar por dónde caminar, pero ante esa situación sé muy bien qué hacer. Alguien me llamó en su día jodidamente mala e irónica, y no voy a dudar ni un mísero segundo en serlo con esa clase de gente.

Derraping Ñeka.