13 marzo 2011 | By: Denebola

Pues eso, rara

Hoy es un día raro...
Me he tomado la licencia de aparcar mi estudio por un día, dormir como una persona normal, calçotada en casa, lluvia desde ayer a las 9 de la noche, un buen vino tinto y un Bordejé para celebrar el 4-0 del Zaragoza al Valencia. El Playmobil estará celebrando las fallas de Valencia anticipadamente con los 4 goles maños, pero yo ni se imaginan, después de una temporada en la que sólo quieres seguir el fútbol a través de Crackovia, ver como el decimoquinto en la tabla, con riesgo latente de descenso, le clava 4 goles como 4 soles al 3º... ¡¡¡Diooooooooooos!!! Creo que no gritaba así desde la Recopa. Bueno, no, desde el mundial. Cómo me habría gustado estar en la Romareda... Y no escuchar eso de "Penalt pel Saragossa, senyors!!! Quina frustració pel míster del València!! Això es pressionar!! Quin jòc!!... Crema, crema la pilota... El València ja no sap on ficar el cap", que sí, que me gusta escuchar lo de "¡¡¡¡GOOOOOOOOOOL!!!!"" en cualquier idioma, pero... No es lo mismo. Como ver el juego en el campo y levantarte con el subidón de adrenalina, nada.
A pesar de la victoria blanquilla, que me ha llenado de orgullo y satisfacción, tengo algo dándome vueltas en la cabeza desde ayer y soy incapaz de espantarlo de mi mente, me ha hecho ver todo desde otra perspectiva y en mi mente repiquetea la idea de que le ha ido a tocar el premio gordo a quien menos se lo merece.
Por eso esta mañana me he ido al campo de fútbol aunque estaba cayendo el diluvio universal, como cuando iba a ver a J, el primer chico con el que salí. Ya no está como antes. Antes jugaban al aire libre y entrenaban alrededor de la pista aunque diluviara, me gustaba quedarme en los bancos que quedaban a resguardo en los vestuarios y esperarle a que saliera mientras llovía. Ahora ya ni juegan al aire libre, ni les esperan bajo los vestuarios, ni saben lo que es un beso bajo la lluvia.
Y aún así, me he quedado fría por dentro.
Quizás por eso me he subido a la azotea cuando he llegado a casa y he terminado de calarme de agua. Aún no sé cómo diablos me he encendido ese par de cigarros que me he fumado bajo la lluvia sentada en las baldosas mojadas como si no sintiera las gotas de lluvia estrellarse contra mí, pero era lo que me apetecía, quedarme allí sola pensando tranquilamente y mirando hacia el cielo. Y sí, lo he hecho. Varias veces. Lo necesitaba, aunque no ha aparecido Superman, pero era algo con lo que ya contaba. Yo no soy Lois Lane. Y me ha sentado más que bien. Aunque estaba empapada de agua, algo cálido recorría mi cuerpo y no podía parar de sonreír.
Ni 4-0, ni tomarme el día libre, ni recordar mi primer amor. No. Sé muy bien lo que me hace feliz. Y no tengo especiales motivos para estarlo, pero ayer me recordaron que tengo suerte, mucha suerte, y me siento así, aunque podría serlo más, pero... Soy feliz, me hace feliz. Y tengo suerte, mucha suerte.
Aunque no creo que lo entienda mucha gente.