Welcome to Hell

Hay una frase que es bien cierta:

"Hay que tener amigos hasta en el infierno"

Sí. Nunca sabes a quién podrías recurrir en un momento dado.

Claro, que hay que andar con ojo, hay falsos amigos. Son esa clase de personas que parecen amigos, pero no lo son. Algo pretenden. Algo quieren de ti, sino, no se acercarían.

Y claro, estando en el infierno... Habrá que andarse con cuidado.

Se piensan que por vivir entre orcos y llamas les van a tener miedo.

No señor. Están muy equivocados.

A mí por lo menos me produce tal ira que me tomen por tonta (porque una puede ser buena, pero no tonta), que es cuando sale ese yo digno de estar viviendo en el infierno. Pero no al lado de esta clase de subseres, no. En el trono.

Alguien una vez me llegó a llamar "fría y calculadora", otro, "jodidamente mala e irónica". Sí, me han visto enfadada, pero no en todo mi esplendor.

Me enseñó el mejor a ser mala. El mismísimo Diablo. Sé cómo hacer daño, y sé que para ello, debo conocer a mi enemigo como a mí misma. Sé apuntar a donde duele. Sé mostrarme tan fría que no sabrían qué está pasando por mi cabeza, y mucho menos por mi corazón. Sé pasar de la sonrisa a alejar a alguien con una sola mirada. Sé cómo poner a quien se me está subiendo a la parra en su sitio.

El que se haya pensado que me conoce porque soy "demasiado simple", sólo tiene razón en parte. La Denebola que llevo dentro sale bien pocas veces, y bien pocos la han visto tan sólo asomar. Si no nos conocen a las 2, es mejor no tentar a la suerte y verla de lejos.

El que se piense que lo ha visto todo por vivir en el infierno y que puede jugar con cualquiera, que no se me acerque, mi infierno no es precisamente agradable...

Nací princesa porque zorras sobraban. Pero, ojo, puedo ser la más zorra...

La Ñeka se ha cansado: Welcome to Hell.