26 enero 2015 | By: Denebola

La voz. Principio y fin.

Dicen que, en los recuerdos, lo primero que se pierde es el sonido de la voz de la persona que has dejado de ver, por el motivo que sea.
Es el primer paso para que ese recuerdo empiece a deteriorarse.
A descomponerse.
A destruirse.
A borrarse.
Hay muchas personas que he perdido a lo largo de mi vida y, sorprendentemente, puedo decir que eso es cierto, porque, ya sea porque soy un culo de mal asiento, porque tengo la tendencia de desaparecer o intovertirme de un modo enfermizo cuando sé que soy insoportable y no quiero que nadie más que yo lidie con mis demonios, o porque sencillamente hay personas con las que me siento tan decepcionada que sencillamente no les doy opción a volver a mí, puedo decir que hay muchas personas a las que no he vuelto a ver a lo largo de mi vida.
Sin embargo, también soy increíblemente emocional y, cuando alguien me toca el corazoncito, no lo olvido. Y cuando digo que no lo olvido, es que ni siquiera olvido su voz.
Lo gracioso del asunto es que hay personas cuya existencia había olvidado, literalmente, y sin embargo, aunque ni siquiera recuerdo sus nombres, ver una foto, recuperar un mínimo recuerdo... Y ahí está, su voz.
Odio, amor, amistad...
Todos esos sentimientos me hacen recordar detalles que... Sí, ahí está, su voz.
Y sin embargo, hay personas cuya presencia nunca ha llegado a arraigar en mí y que... Su voz no existe dentro de mí.
No puedo.
Soy incapaz.
Es como si no pudieran hablar en mis recuerdos.
Mudos.
Supongo que dice mucho de mí que la persona que ahora mismo me venga a la cabeza sea mi último ex.
Sí, me hizo mucho daño, pero no más que otros, con lo cual me planteo si realmente tuve sentimientos por él.
La respuesta es clara.
No.
Creí tenerlos.
Pero no los tuve.
Es gracioso, porque recuerdo la risa siempre divertida de Patricia, recuerdo perfectamente los gruñidos de mi abuelo cuando perdía el Zaragoza o los lamentos de mi abuela cuando veía a un torero que lo pillaba el toro (jamás me pregunten por qué le gustaba ver los toros mientras hacía punto, porque ella decía que no le gustaban...). Recuerdo incluso los comentarios sarcásticos en extremo de Jordi o el tono airado de Pili cuando perdía una recepción en voleybol (lo malo de ser receptora en voley es que siempre, la otra receptora, es un camionero... Al menos, todas mis compañeras lo fueron). Y recuerdo los dardos envenenados de Andrea. O los lamentos de Eva.
Y todas las personas que he nombrado no las veo desde hace quince o dieciocho años.
¿Por qué soy incapaz de recordar a mi ex, si lo vi en el 2010? Estuve con él y su nuevo ligue en uno de los garitos de Zaragoza, lo recuerdo a la perfección y, sin embargo... No su voz.
Se ha desvanecido.
Fácil respuesta, porque dejó de importarme su recuerdo.
Dejó de importarme él.
Dicen que los cáncer tendemos a vivir en el pasado. Yo no estoy de acuerdo, no es que vivamos en el pasado, es que el pasado nos está muy presente. Nos pesa.
Eso es bueno.
Y malo.
En este tema, para mí, es bueno.
Pone de relieve sentimientos y sensaciones que, de otro modo, no sería consciente de tener. Porque, por si no lo saben, nado en emociones. Como todos los cáncer.
Sin embargo, hay un recuerdo que no me deja.
Y yo no quiero que lo haga, todo hay que decirlo.
Él.
Siempre él.
Todo él.
No es sólo que recuerde su voz, sino que lo recuerdo todo, TODO, como si lo estuviese sintiendo en ese preciso instante.
Su voz siempre con ese puntito de diversión, su media sonrisa entre traviesa y soñadora, su mirada verde perdida, como si estuviera en otro lugar al que me gustaría ir con él. Y su forma de tocarme cuando me cogía por la cintura... Ni siquiera puedo describirlo... Sigo sintiendo escalofríos al recordarlo, porque es como si volviese a sentirlo.
Miento.
Lo siento.
Pero no es él, falta algo.
Él.
Él va más allá de todos mis recuerdos.
Él siempre será...
Él.
No importa lo que haga. No importa lo lejos que esté. No importa nada. Porque siempre será importante para mí. Siempre lo reviviré en mis recuerdos de una forma especialmente vívida, porque para mí siempre será la persona más importante, aunque no esté ahí para mí... Nunca va a haber nadie como él para mí. Y supongo que lo supe incluso antes de conocerlo, aunque fuera de una forma extraña y en ese momento no fuese consciente...
Es duro. Es jodidamente duro no tenerlo cuando es todo lo que deseas, todo lo que buscas, todo lo que...
Él es todo.
Y lo echo de menos de una forma dolorosa.
Y sin embargo, siempre está ahí.
Es... Tan jodidamente frustrante...
Y sí.
Ya lo sabían.
Estoy un poco loca, pero quédense con el mensaje de post: ¿recuerdan o no recuerdan la voz de esa persona que dicen ser importante para ustedes?