30 abril 2010 | By: Denebola

Subconsciente

Habían discutido y por no continuar diciéndose cosas que ni por asomo pensaba y que evidentemente dolían, se había ido al sofá a ver la tele, aunque en realidad no la veía. Tenía los ojos fijos en la caja tonta, pero su mente estaba en pleno estado de ebullición.
Escuchó cómo abría la puerta y se iba. Lo hacía a menudo cuando discutían.
No le gustaba discutir con él. Las discusiones con él eran siempre fuertes. Para ella era muy desagradable escuchar de su boca cosas realmente duras, le hacía un daño que quizás no era consciente que le provocara, por eso arremetía tan duramente contra él. Era como un resorte, saltaba automáticamente. Tampoco quería hacerle daño, pero instintivamente seguía esa máxima que decía "la mejor defensa es un buen ataque".
Inmediatamente después se sentía horriblemente mal, pero el daño ya estaba hecho, y entonces era cuando ya no podían seguir escuchándose. Lo mejor era dejar espacio y tiempo para calmarse los dos, y cuando todo estuviera más tranquilo, hablar como las personas civilizadas. Sí, civilizadas, porque cuando discutían, no lo eran. O por lo menos no lo parecían. Y no porque ninguno de los dos alzase la voz por encima del otro, sino por lo envenenado de sus palabras.
Cuando terminó el cigarro, apagó la televisión y las luces, y se fue al dormitorio. A oscuras se quitó la ropa y se puso el camisón, y se metió en la cama, dándole la espalda a su lado, acurrucada, cogiendo las sábanas como si fueran su vida. La discusión la había dejado un amargo sabor de boca... ¿Dónde estaría? Estaba inquieta, preocupada, tensa. Los nervios no le dejaban dormir. Escuchó un ruido de llaves en la puerta y vio algo de luz entrando por la rendija que dejaba la puerta de la habitación. Bueno, por lo menos estaba bien...

Entre sueños escuchó algunos ruidos, quizá la televisión, no estaba segura, también le escuchó trastear a oscuras en la habitación. Sintió cómo se acostaba a su lado, dándole la espalda; le dolía tanto que hiciera eso, le dolía tanto estar así... Pero el sueño la vencía. Y era mejor dejar las cosas como estaban de momento, mañana hablarían con calma...

Sentía su respiración cerca de su nuca, le acariciaba despacio, dibujando el contorno de su cuerpo mientras ella empezaba a despertarse... Quizás no hiciera falta hablar para arreglar la discusión del día anterior...

Se despertó sobresaltada, incorporándose violentamente sobre la cama. ¿Qué había sido el sueño exactamente? Miró a su lado en la cama. Estaba vacía.