15 marzo 2009 | By: Denebola

Testament+Megadeth+Judas Priest. La noche que me enamoré (otra vez)

18:30 ZULU.
Plaza España.
Mañoland.



Bajo del autobús y desde al cruce veo a la versión heavy de Frodo Bolsón y al hombre más guapo de los antros que frecuento. Joder, qué puntuales son...
La que llega tarde es mi Angelito.
Somos los 4 lo más parecido a unas almas en pena vagando por el Paseo Independencia rumbo al Judas Feast, entre la multitud de las familias con los críos revoloteando por ahí en una soleada tarde de sábado. Si llevásemos gafas de sol, seríamos vampiros. Y esque no puedes pretender salir el día anterior, dormir 5 horas y estar como una rosa para el concierto.
Lo que no sabía era que se me abrirían los ojos como platos en cuanto llegase al concierto.
Y, bueno, unas cervecillas antes del concierto, ayudan a levantar el ánimo...



21:00 ZULU.
Plaza de Toros.
Mañoland.



La música suena desde fuera. Mierda, llegamos tarde, nos emocionamos con las cervezas... Ya están tocando Megadeth. El sonido te retumba en el pecho, y, para ser sinceros, despierta hasta los muertos. Tenía razón el Romano: "Sujétate los calcetines, porque en su último concierto aquí, batieron récord de decibelios".
Panorámica visual: melenas largas, ninguna femenina, salvo alguna excepción, y camisetas de los Judas Priest. Echo un vistazo rápido al escenario y sólo veo unas envidiables melenas rubias dignas del anuncio de Pantenne. "Anda, uno moreno en el escenario. Muerte a los rubios. El indio para mí", le comento a mi Angelito. Dirige la mirada hacia el indiazo que se nos ha acercado sobre el escenario guitarra en mano: "¡Y una mierda! Eso se comparte, ¡no te jode!". Vuelvo a mirarlo y... ¡Mother of the beautiful love! Eso es un cuerpo y no el de bomberos. Qué piernas, qué brazos... ¡Qué tetas! ¡¡Si tiene más que yo!! Esa costumbre del sector masculino heavy de llevar toda la ropa ajustada, empiezo a pensar que no siempre es antierótica...
Citando textualmente a mi Angelito: "En este concierto, no sé donde estarán mis calcetines, pero mis bragas andan por ahí volando".
¿La cara? Ni se la miramos (y a posteriori puedo decir que, menos mal...). Quién fuera guitarra roja... El mismísimo Phil Anselmo en sus mejores momentos tendría celos de ese cuerpo.

Chris broderick. El miura de la Plaza de toros.


Cuando terminaron lloramos su partida... Y sobretodo porque cambiamos un cuerpo 10, por un calvo gordaco vestido de tachuelas a lo heavy-gay, gafas de sol y gorra a lo "In the navy", e incluso moto y trono...



He de decir que canté hasta quedarme afónica, bailé hasta llevarme toda la arena de la plaza de toros en mis botas (así están, y así llevo los pies hoy, que aún me duelen), y me reí como pocas veces. Y, ni qué decir tiene que me alegré la vista...

La primavera le está afectando a la Ñeka...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegro que se lo pasara bien

Denebola dijo...

Y he de citar otra frase textual relativa a Mr. Broderick:
"Mira el instrumento que tengo entre las piernas. Con él hago música...celestial"

Y que conste que no fue mía...