En la infancia creo que es cuando somos más felices. Nada nos preocupa, nada nos amenaza, no tenemos obligaciones y las pocas que tenemos son más una forma de pasar el rato y divertirnos que otra cosa.
La adolescencia... Uff, jodida adolescencia... Sí, se pasa mal, pero, al fin y al cabo lo único que hacemos es descubrir el mundo, descubrirnos a nosotros mismos y encontrar dónde encajamos en todo el desbarajuste de mundo que tenemos montado a nuestro alrededor. Por eso se pasa tan mal... Supongo.
Y luego llega... Todo lo demás. Coger la vida como viene y empezar a vivirla conscientes de todo lo que nos rodea, lo bueno, lo malo, las responsabilidades, las obligaciones, las alegrías, las penas... Y lidiar con ello, que no es nada fácil, porque realmente nunca dejamos de aprender, nunca dejamos de conocernos, sólo que con la carga adicional que antes no teníamos.
Me viene al pelo esa frase de Carrie en Sexo en Nueva York 2 de "Los 20 son para disfrutar. Los 30 son para aprender... Y los 40 son para pagar las copas".
En realidad, aún no sé para qué son los 40, pero sí es cierto que los 30 son para aprender.
Apenas he entrado en la década y creo que está siendo uno de los años más duros. No puedo más que preguntarme cómo serán los que vienen...
Sí, tengo muy claro quién soy, cómo soy, qué quiero, cosa que, aunque se dice a menudo, es bastante complicado, y todas esas cosas que empiezas a preguntarte con 14 años y en muchos de los casos nunca terminas de contestarte.
Pero, como siempre he dicho, el peor enemigo de una persona, es uno mismo, y aprender a lidiar con tu soledad es tremendamente difícil. Pero no hablo de la soledad como esa sensación de vacío, de incomprensión, de ausencia.... No, no, hablo de la soledad como individualismo, como indivíduo dentro de un grupo, o grupos, o como coño quieran llamarlo, al fin y al cabo me refiero a los grupos sociales en los que nos desenvolvemos cualesquiera que sean los motivos que nos lleven a formar parte de ellos.
Y perdónenme si sueno muy técnica o muy fría, defecto de forma...
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Sí, ya sé, "lo que digan los demás te tiene que dar de lado". A veces es muy sencillo, otras, no tanto. Cuando esas decisiones implican un sacrificio que tienes que hacer tú, pero que los demás ni están dispuestos a aceptar y ni siquiera a entender, cuando esas "demás personas" te importan, aunque sólo sea un poco, es duro y jodido seguir adelante con tu decisión.
Y en ese caso, te sientes solo, como indivíduo. Tienes, por decirlo de algún modo, en tu contra, la incomprensión del resto del mundo, y a ti mismo. Porque, a veces, ese precio, ese sacrificio, pesa demasiado, más de lo que en realidad es. Lo vemos tan pesado, incluso demasiado para nosotros mismos, porque no vemos la recompensa que hay detrás, que al fin y al cabo, es la meta que nos ha llevado a tomar esa decisión.
Puede parecer algo trivial lo que estoy escribiendo, algo que piensen que ya tienen aprendido. Puede ser. Pero cuando uno está solo, tanto en el concepto de ausencia, como en el de individualismo, no es tan sencillo. Cuando no tienes nadie en quien apoyarte o incluso nadie que pueda comprender mínimamente tu situación, lo único que te mantiene firme en tu decisión son las fuerzas que te proporciona tu propio orgullo.
Gracias a Fary, de eso estoy bien dotada.
A eso me refiero.
Aunque creo que se les habrá quedado cara de póker. Tal vez habría sido más digerible este ladrillo de entrada si les hubiera puesto un ejemplo concreto, pero, tengo tantos... Si piensan en sus propias experiencias, quizás entiendan lo que he querido decir con estas palabras.
De cualquier modo, no espero que nadie lo entienda. Aunque no les negaré que sí me gustaría que alguien contestase a la entrada con algún comentario serio, para variar. Aunque no soy tan ingénua como para esperar que pase.
Y ahora, este indivíduo, se va a luchar con sus responsabilidades y sus obligaciones y sus incomprensiones.
PD.- Jodidos culerdos...