10 agosto 2010 | By: Denebola

¡Gracias, gloriosas excepciones!

Llevaba varios días con la intención de escribir sobre otra cosa, pero, sinceramente, no tengo el ánimo como para contarles lo que iba a contar. De hecho, no llevaba ánimo para contar nada, pero, como cada día después de subir de correr, tengo el ánimo bastante mejor, y ahora en lugar de preocuparme, la cuestión me quema por dentro y he decidido compartirla con los que quiera que me lean.
De momento, les dejo la última canción que ha sonado en mi iPod.



Lo cierto es que llevo un par de fines de semana en los que al sector masculino deben estar hirviéndoles las hormonas, porque de otro modo no entiendo el comportamiento que se gastan.
No se equivoquen, salidos con ganas de echar un polvo a toda costa y con cualquiera que se le cruce hay todos los fines de semana del año, y con ese tipo de gente sé lidiar perfectamente, lo que me descoloca los esquemas es que actúen del mimso modo amigos míos, que si lo hicieran con la primera chica que se les cruza, la explicación es fácil, otro salido más, aunque, por gracia o por desgracia, amigo mío, pero no es así, han actuado así conmigo.
Y oigan, como dice una amiga, "mí no entender"...
El primero, porque tiene una señora novia con la que ya convive, y no entiendo de la necesidad de mirarme con cara de cordero degollado y otra serie de cosas, y el segundo, porque ya obtuvo una negativa mía hace ya un par de meses.
El caso es que los 2 tienen un punto común: en el momento en que supieron que nunca les iba a mirar como ellos querían, en el momento en que supieron que son invisibles y asexuales para mí porque sólo hay una persona en mi mente a la que puedo mirar así, lo intentan aún con más fuerza.
Es como si el hecho de no estar disponible haga aumentar mi atractivo exponencialmente. Joder, ¿sabrán lo que es la autoestima?
Lo que realmente me molesta no es eso, sino que son mis amigos. O por lo menos, lo eran. Y a ellos el concepto amistad parece que se la trae bastante al pairo cuando de echar un polvo se trata, porque eso es lo único que buscan. Cuando yo les tenía en cierta estima, a mí ellos no me diferenciaban de cualquier mujer que tuviera alrededor.

Me viene una frase a la cabeza: "Un hombre y una mujer no pueden ser amigos". Desde luego, de estos energúmenos, no, está claro; menos mal que aún me quedan un par de ejemplos para combatir ese argumento, sino, sería muy triste...
A lo que no dejo de darle vueltas es a la cuestión de por qué el hecho de volverse inalcanzable hace que seas un objetivo tan "jugoso" como para que te dé igual que se rompa la relación que tienes con esa persona, o, por ejemplo, la relación que tienes con tu novia (o por lo menos, arriesgarla). Después de esto, no puedo decir que, en general, los hombres piensen con el cerebro... Menos mal que hay gloriosas excepciones.