Así empiezan los relatos de habla inglesa más dramáticos.
Francamente, esa traducción es una soberana mierda.
Sí, no hay un modo de traducirlo mejor, pero... Se queda corto, dada la riqueza lingüística del español para describir la soberana mierda que engloba esa frase.
Y de los sentimientos.
Porque, francamente, en estos momentos podría identificarme con esa frase si estuviera leyendo algo en inglés, pero lo que definiría mi momento "más oscuro", se queda bastante corto con esas palabras.
No se lo deseo a nadie.
Y, la verdad, no me apetece ponerme a definir el tema ahora.
Probablemente sea porque esos "darkest moments" de mi propia cosecha me han llevado a intimar demasiado con Miss Ambar, muy amiga de Estrella Galicia y Lady Mahou, cuando no debería, y tengo planes de seguir haciéndolo en un breve espacio de tiempo.
Francamente, no puedo más.
Estando tan cerca del "edge", lo único que me apetece es "to dance with the devil"... O simplemente beber para olvidar, que, por muy cool que sea el inglés, la sabiduría popular del viejo continente perdurará "forever and ever", "till the end", y tal y cual.
Lo peor de todo es que, a pesar de mi lamentable situación, no puedo dejar de pensar en algo que, quizás, sólo quizás, no debería.
Me debería sentir egoísta, entre otras muchísimas cosas, pero, en estos momentos, nada más lejos de la realidad.
Tal vez sea por el ambiente enrarecido y crispado que me rodea, porque esté muy cerca de estallar, por Miss Ambar, porque necesito mi vida de vuelta YA, porque todo el mundo, sin excepción, es igual o más egoísta... ¿Importa?
En estos momentos, y sé positivamente que la influencia de Miss Ambar está muy presente, el motivo me la sopla (ergo, mañana probablemente, no me la sople tanto...).
Sólo sé que...
Querido, no te entiendo.
Has llegado a mí en un momento que no esperaba, porque, admitámoslo, llegaste tarde. Pero, joder, no sé cómo coño te las has arreglado, pero ese detalle pasó a ser irrelevante en demasiado poco tiempo. Y sé que fue obra tuya.
El problema es que el momento es... El peor, se queda corto.
Yo no estoy centrada, y tú eres raro y hermético.
Tampoco es que yo sea muy normal.
Vaya, parece que hacemos buena pareja...
Mi problema es que no te entiendo.
Y probablemente la culpa sea mía.
Sin probablementes de por medio.
Tú te arriesgaste.
Y me freíste la única neurona que me quedaba viva.
Mierda...
¿Por qué?
¿Por qué en mitad de todo esto, que me supera, apareciste tú?
La jodí, sé que la culpa fue mía.
El problema es...
Que no sé cómo coño arreglarlo.
Ni si ya es tarde.
Porque... A pesar de todos estos "darkests moments" que llevo a la espalda... Tú me sientas bien.
Es calma.
Una calma segura y sosegada francamente difícil de encontrar.
Una tranquilidad serena y plácida de ésas que te hacen suspirar con algo que sólo puedo calificar de paz.
Silencio y seguridad.
La estabilidad firme e inamovible de una roca a la que, ya pueden asediarla huracanes y terremotos, que puedes tener la certeza de que jamás se moverá de su lugar...
Si no le apetece, claro.
Es también risa, paradójicamente.
Diversión viva y ocurrente.
Risas francas.
Espontáneas.
Humor e ingenio chispeantes.
Pero sobre todo, es noble.
A pesar del ingenio afilado y cortante, es calidez reconfortante.
Después de tal afirmación, que llevo leyendo y releyendo durante 5 minutos, he optado porque me la pela, la verdad.
Me he dado cuenta que empiezo a pensar al mismo tiempo de dos maneras distintas, bipensamiento lo llamo La parte buena y la parte mala, la de seguir tragando o la de ser un capullo. Siempre gana el primer tipo de pensamiento, en unos años creo que seré capaz de digievolucionar y ser un capullo. Lo dudo, dudo que pase.
Bueno, me va bien. No tengo ni idea hacia donde voy, solamente sé que me va bien. Podría ir mejor, pero ya irá cuando sea el momento. Como todo en la vida, se aprende con el tiempo y a base de hostias. Menos mal que ya tengo tiempo y la de hostias que me he (o han) dado han servido para quitar cierta parte ceniza que me sobraba. Aunque admito que la mantengo, no vaya a perderse el pasado... No la uso, o no la intento usar, pero ahí sigue, fiel.
No sé donde voy, pero de momento donde estoy me gusta. Mejorará en 7-10 días, espero. Es otro paso más, que llevo tiempo esperando, demasiado tiempo. Demasiado ha tardado, pero ya está aquí. Luego de eso... No sé, ya veremos.
Para algún lado habrá otro camino que crear, aunque sinceramente... Dentro de un tiempo. De momento quiero disfrutar este sendero.
Sigo sin entenderme, aunque... Mi bipensamiento dice esto, la otra parte sí sabe donde voy, le parece bien el camino, pero quizás no sea el correcto, o lleva a un sitio que no quiero llegar.
Sí, como una puta cabra.
Play, porque lo sigo siendo, aunque sea por teléfono.
Tras una de las experiencias más subrealistas de mi vida, con mucha, mucha diferencia, puedo decir que, aunque tocada, he salido cuerda de ella.
Tampoco es que me considere una persona que encaje en la perfección en las etiquetas que, ya no sólo la sociedad, sino las propias palabras o mis propios conceptos, delimiten lo que se pueda parametrar como normal.
Pero lo que he pasado escapa incluso a mis peores pesadillas.
Anormal se queda corto.
Gracias al Cielo (ya que mi última y revolucionaria entrada iba sobre el Cielo y el Infierno), al Karma, o como puñetas quieran llamarlo, no estaba sola en mi anormalidad.
Varias personas, aunque no muchas, todo sea dicho, compartían mi tara mental.
O del tipo que fuese.
Cuando te enfrentas a un grupo que tiene poder sobre ti y que trata de meterte con calzador una serie de ideas, conceptos y corrientes que no cuadran con tu estructura ideológica, las cosas se complican. Pero hasta donde yo había experimentado, con seguirles la corriente y pasar por el aro fingiendo una total comprensión de su punto de vista, bastaba.
Ya no.
Debes adorarles como a dioses.
Perdón.
DIOSES.
El refrán de "coge fama y échate a dormir" se ha manifestado ante mí de un modo brutal. Dominación absoluta en una red escandalosa de fanatismo y captación que luego, nada te aporta en la vida real.
Pero no iban por ahí las aspiraciones de mi post.
Ante este panorama, las posibilidades de supervivencia eran... ¿Nulas?
Sobre todo la supervivencia moral, emocional y psicológica.
No sé ustedes, pero yo aprecio a mi persona con un fervor mucho mayor que a esos falsos dioses.
Para mí, ese pequeño reducto de rebeldes ha supuesto mi estabilidad personal durante un año. Si no hubiera sido por estas personas que, como yo, decían AMÉN públicamente y se echaban las manos a la cabeza internamente, preguntándose además cómo demonios iban a sobrevivir, mi yo no habría sobrevivido a este Deneberenjenal.
Como dice cierto GIF de whatsapp por ahí "encontrar amigos que compartan tu misma tara mental, no tiene precio".
Porque, para estas personas, nosotros no éramos la norma, éramos los tarados.
Bien, vale.
La norma o la tara es cuestión de puntos de vista, de dónde coloques el origen o punto cero a partir de dónde medir. La denominación es subjetiva, si yo soy una tarada, para mí lo son ellos.
En cierto modo tiene su aquél sentirse como Astérix contra los romanos (sí, teníamos a nuestro Obélix).
Mientras tengas una aldea, claro.
A ver qué haces sin Panorámix...
Yo sólo deseo que todo lo que he visto, y a todos los que he visto cómo comían el tarro... No pasen a formar parte de los que ahora son el grupo de presión y poder que he sufrido, o como en Economía solemos llamarlo, Stakeholders. Lo cual, me temo que será así...
De modo que, aun habiendo pasado las brasas del infierno... Voy a seguir formando parte de los que no son unos fariseos...
¡Válgame el cielo!
La que me espera.
Aunque si Astérix logró desquiciar al César...
No encuentro mejor vídeo para ilustrar la agonía que he sufrido que éste, mi querido James, Until it sleeps. siento repetirme. El siguiente simplemente me hace sentir como si estuviera subida a una colina y mirase a mi pasado... Y que el bajo está potente y me gusta verlo en el vídeo.
Disfruten, queridos.
Hoy tengo un año más que la última vez que escribí.
Ni me siento más sabia, ni me siento más superior a nadie, ni me siento con más experiencia que nadie, por eso que dicen que la experiencia es un grado.
Recientemente, ando leyendo cosas muy diversas por el nuevo berenjenal en el que me hallo inmersa. Como muchos de los que me conocen sabrán, mi modo de evadirme es leer más... Sólo que cosas diametralmente opuestas.
Así que, me hallo leyendo sobre mitos.
Leyendas.
Y no hay una figura mitológica que me atraiga más que la de Lucifer.
Luzbel.
Luciel.
El primer ángel caído.
La Estrella de la Mañana.
El primer Rebelde.
Personalmente, no soy muy devota de la Iglesia, algo que tampoco es un secreto entre los que me conocen. En cuanto a la existencia de Dios, soy algo más flexible y, como una constante en mi existencia, nada convencional en mis creencias.
Pero no quiero entrar en eso, no deseo dispersarme en ese sentido.
Al Príncipe de las Tinieblas siempre se le ha considerado un elemento extraordinariamente atractivo en la sociedad actual. ¿Por qué?
Bueno, no puedo imaginármelo, nótese la ironía.
Para empezar, su historia bíblica es lo más parecido a un reality show o a un culebrón de los que estamos acostumbrados en estos días. Bueno, una gran parte de la humanidad encuentra fascinante poder saber de las miserias de los demás para poder evadirse de las suyas propias... Ahí tenemos una muy poco noble y superficial razón.
Pero es que no se trata de un galán cualquiera el que protagoniza este particular culebrón... Estamos hablando de la personificación del mal, su creador. Y el mal tienta... Atrae. He ahí otro motivo.
Luego están los más intelectuales que intentan extrapolar el comportamiento del ser humano a través de sus creencias, la religión, sus mitos... Bueno, ahí mejor no entro. Personalmente pienso que este mito en particular ha perdurado demasiado tiempo como para poder decir que explica el comportamiento social, emocional o psíquico de la sociedad actual... Y a pesar de ello, sigue vigente, sí, lo sé, reconozco la incongruencia y me sorprendo, todo sea dicho.
Y debe haber más motivos, porque yo, personalmente, me siento especialmente interesada en esta figura.
Y no me veo encajada en ninguna de las parcelas anteriormente descritas.
Para empezar, no soy una creyente devota. Conozco las Escrituras, y sin embargo, no creo en ellas. Muchas de mis lecturas y muchas de mis vivencias me han llevado a creer que esas Escrituras están oportunamente manipuladas por la Iglesia con el único fin de mantener su poder (por supuesto, es una opinión, respeto a quien no opine como yo y admiro enormemente cualquier postura, ¿quién soy yo para juzgar? Simplemente expongo mis pensamientos, que no tienen por qué ser dogma de fe... ¡Lo que faltaba! Sólo soy una mísera hormiga en el mundo... Ni hablar ya en el Universo), que existen otros textos apócrifos, como bien apunta la Iglesia, unos aceptados por ella y otros no, oportunamente retirados de la circulación con el fin de mantener al hombre desinformado...
Primer punto negativo a creer a pies juntillas a lo que diga la Biblia.
En el sentido de mi razonamiento, sigo apuntando que la información es poder.
Lo admito, es defecto profesional.
Como Economista, mi primera lección es que toda información es sesgada, desde la Historia que cuenta cualquier texto, hasta cualquier encuesta, por bien elaborada que esté, por lo tanto, siempre, y repito SIEMPRE, es conveniente consultar varias fuentes. Se me ha enseñado a dudar y a leer entre líneas.
Pensamiento crítico, lo llaman.
Bueno, yo no llamaría tanto.
Pero póngale la etiqueta que quieran, en realidad, se trata de informarse y formarse una opinión propia. A mí me gusta escuchar de un modo receptivo, otro rasgo que cualquiera que me conozca, puede señalar en mí (salvo cuando me sale mi vena maña, qué le voy a hacer, el ADN manda), y puede que no sea original, no estoy alardeando de ello, pero en todo relato hay una parte de ficción o, si lo prefieren, de sesgo, y otra de verdad, o si lo prefieren, de objetividad.
Incluso en las novelas más fantasiosas, hay un fundamento, una creencia, una base real.
Y en ello me hallo, documentándome... O si lo prefieren, leyendo cosas absurdas a las que nadie daría ni medio céntimo y que sin embargo, para mí tienen una doble utilidad: evadirme de mi ocupación y hacerme reflexionar sobre esa figura tan venerada como odiada como es Lucifer, el antes preferido del Señor que, de la noche a la mañana, cayó y se convirtió en el Mal absoluto, el horror de la humanidad.
Francamente, tanto drama y exhortación de lo divino me aburre.
Es insultante cómo se presenta evidentemente como la opción salvadora a Dios, engolada y triunfante, frente a un Mal obsceno y ridículamente fácil de señalar.
Entre otras cosas, porque el mal y el bien no son tan fáciles de separar en la sociedad que nos rodea.
Y eso me llevó a leer cosas mucho más elaboradas, novelas o no, donde Lucifer y Dios, no son tan ridículas y más simples, y si me lo permiten, les recomendaré el libro "616. Todo es infierno", de David Zurdo y Ángel Gutiérrez, mitad historia y mitad ficción, absolutamente apasionante que hará temblar sus creencias, si es que las tienen.
Sin embargo, el libro que me hizo reflexionar sobre muchos rasgos humanos fue otro: "Diálogos con el diablo", de Taylor Caldwell, donde se narra la correspondencia entre el arcángel Miguel y el soberbio arcángel Lucifer, que no es enemigo de Dios, sino de la humanidad, y que pone sobre la palestra todos los rasgos de la sociedad actual. Francamente, unos cuantos capítulos me parecieron retrógrados y vomitivos, sin embargo, el resto me hicieron llorar, literalmente, por cómo retrataba, desde un punto de vista tal vez demasiado puritano, aunque no falto de razón, la sociedad en la que vivo.
No me hizo llorar por pensar que la Tierra no tiene salvación a los ojos de Dios, como pretende el libro.
No.
Me hizo llorar porque me hizo darme cuenta de que ese ficticio Lucifer, encabronado hasta querer nuestra exterminación, tenía razón. En su mayor parte. La vida que me rodea es una soberana mierda, y la culpa no es de nadie más que del hombre, por permitir a los corruptos, los cabrones, los ladrones, que haya llegado a ser así. Y en esto, ¿qué más da si crees en Dios o no? Es doloroso. ¿Por qué nadie ha hecho nada?...
Léanse el libro.
Increíble el repaso al ser humano.
El tema al que voy es... Que es cierto.
En ese libro, se plantea a un Lucifer aún arcángel, aunque repudiado por Dios al infierno, donde se deleita dándonos lo que queremos (un punto absolutamente increíble que admiro de ese libro, genial en su maquinación) y en comunicación aún con su padre y hermanos, asqueado con nosotros, decidido a acabar con el hombre por ser la peor de las plagas a pesar de que eso signifique su propio fin, su "no retorno al Cielo". Es más, plantea a sus hermanos una serie de dudas, con la intención de hacerles caer, sobre Dios.
Las mismas dudas que a mí me han venido a la cabeza al pensar en esta figura, en el Mal, una y otra vez.
Son simples.
¿Por qué Dios creó a Lucifer? Es omniscente, según la tradición bíblica. Sabía que Lucifer "lo traicionaría" (si me preguntan a este respecto, puedo extenderme en este tema largo y tendido... Y entonces creo que quedaría claro que yo iría de la manita con Luci al Infierno y, es más, estaría encantada en ese Infierno que narra), que lo enfrentaría durante eones y que "le haría sufrir" destruyendo al hombre y a sí mismo.
Ergo...
¿Por qué aún sabiéndolo, lo creó?
En el libro, Lucifer no obtiene respuesta de sus hermanos arcángeles salvo esquivos "los planes de Dios son inescrutables y es mejor obedecer y callar". Lucifer les apunta muy sabiamente que si no "hacen preguntas impertinentes a Dios", lo cual les hace aún peores que los desdeñables hombres a sus ojos (me encanta el punto provocador del primer arcángel, para qué engañarnos), no están ejerciendo el libre albedrío con el que Él les ha dotado, lo cual es un insulto al Creador. Les pregunta, muy razonablemente que, si él mismo no hubiera caído, ¿quién lo habría hecho? Puesto que al otorgar el libre albedrío a su Creación sin ofrecerles una tentación, no hay libre albedrío, Dios necesitaba el Mal, y por tanto, necesitaba que Lucifer cayera y que, por tanto, él era un Títere de Dios.Hiciera lo que hiciera. Tanto si se arrepentía y volvía al Cielo apara idolatrarlo, como si decidía exterminarnos y morar por siempre en el Infierno.
¿Aún tengo que explicarles por qué Lucifer me atrae?
Venga, vale, lo haré.
Lucifer no se presenta como un ser cándido y sumiso, sino como alguien independiente y extraordinariamente inteligente que, a mi juicio, destroza de un plumazo los mandatos de la Iglesia, ésos que proclaman que para salvarse hay que dejarse flagelar, que hay que tolerar todo lo que se nos cuenta, que no se puede tener opinión propia, sino ser borregos a los que arrear.
Se presenta como un ser que piensa por sí mismo y enfrenta las consecuencias de sus actos aún sabiendo que no va a ser bonito lo que va a venir.
Se presenta como un ser fuerte.
Y no hablo de fortaleza física, sino moral.
Uhm...
No sé, pero estos rasgos los desearía en mi propio hombre ideal.
Como he dicho líneas atrás, tal vez yo fuera increíblemente feliz en el Infierno.
Llámenme hereje.
¡Ojo! No estoy proclamando el mal como satanista histérica o el don de Dios cual mormón piadoso, sólo digo que... Duden, queridos. Los mitos, como todo lo escrito, fue puesto en letras por un motivo y, más aún, con un fin.
Yo les hago una pregunta: ¿Ese Lucifer que leen en las Sagrada Escrituras, y en ese libro mismo que les recomiendo para que reflexionen y que, en unos capítulos que yo misma desprecio, denigra a las mujeres que trabajan, es el Mal? ¿Que entienden por el Mal?
En otra entrada les hablaré sobre otros mitos tremendamente interesantes sobre la Estrella de la Mañana que nada tienen que ver con lo que las Escrituras dicen. Ésas que dicen que la Estrella de a Mañana es quien nos exhorta a ser la mejor versión de nosotros mismos, a diferenciarnos de nuestro vecino, a ser mejores, y no en una versión malévola.
Curioso que, siglos atrás, según yo creo que la Iglesia fue un poder opresor, se considerase a Lucifer. representante de todo esto, el Adversario y la Bestia... Y que se valorase a las virtudes sumisas y obedientes de los demás arcángeles como virtuosas... Me pregunto... ¿Casualidad?
Llámenme Lucifer...
O su novia.
Ciertamente, un hombre así debe ser excitante.
Las rubias son tontas. Los hombres con el pie grande la tienen grande. Los gordos son más felices. A las mujeres nos gusta discutir. Los de ciencias son más listos. Los bisexuales son heterosexuales salidos.
Estoy tan, tan, tan harta...
Siempre me ha jodido, y cuando digo jodido es JODIDO, que machacaran a los que no podían valerse por sí mismos o los más débiles... Y cuando digo siempre, es siempre.
Recuerdo echarle una bronca de tres pares de cojones a un compañero de guardería por quitarle unas piedras del patio a una niña a la que apenas conocía, tan enferma, que sólo contaba piedras mientras los demás aprendíamos a sumar dentro de clase.
O ladrarle a un compañero de clase por reírse de una amiga que no podía traer desayuno.
O defender al bicho de mi hermana, indefendible de cualquier modo que pudiera mirarse, frente a otro bicho aún peor.
O plantarme frente a toda mi clase y llamarlas cabrones superficiales por hacerle el vacío a una compañera con una enfermedad degenerativa.
Y podría continuar.
Porque ejemplos como ésos, tengo a patadas.
No pretendo echarme flores, eso me da igual, pertenece a mi pasado y a algo que hice y elegí defender libremente (alguna vez que otra, esa actitud me trajo algún que otro castigo, colleja, sopapo o grito).
Lo que pretendo poner de relieve era que... Yo era la empollona.
A la que supuestamente no le importaba nadie más que yo. Nein. Error.
Para desgracia de mis profesores, no fui una niña normal.
Nunca lo he sido.
Lo que no me importaban eran mis notas.
Me importaban mis compañeros.
Las personas.
Y por eso, mis profesores se hacían cruces de por qué me llevaba bien con los alumnos más mediocres, de por qué los repetidores no me jodían, sino que se reían conmigo, de por qué los que realmente me odiaban y trataban de joderme eran los que sacaban buenas notas.
Bueno...
No deja de ser una extensión de lo que me sigue sucediendo, aún a estas alturas.
A lo que quiero llegar es...
¿Era inevitable?
Porque Dios, el karma, como coño quieran llamarlo, pero sobre todo mi madre y mis amigas me lo habían señalado. Una, y otra...Y otra... Y otra...
Y yo que soy maña, y tan... tan... tan... tan... cabezona...
No me preocupa el karma o el destino, la verdad.
Lo que realmente me pregunto es... ¿Sabría yo misma que no tenía la madurez suficiente para hacer lo que ahora sí quiero hacer?
Maldito Terminator... Jodido Marty Mc Fly...
Fijo que hablaron antes con mis amigas.
Coño.... CHIVATAS.
Como dicen Three days grace, I can't scape myself...
Y yo sí que me doy miedo...
Ha pasado mucho, muchísimo tiempo desde que he escrito.
Y mi vida ha dado muchos giros, unos agradables, otros francamente desagradables.
Bueno, han pasado dos años desde mi último post, al menos desde el último que he dejado 'vivo', así que es de esperar, supongo.
En este año y medio, o dos, he aprendido muchas cosas.
Sería de necios no aprender de lo que la vida te pone por delante.
No ha sido agradable, he de ser sincera.
Mis últimos años no lo han sido.
En absoluto.
Ser mujer y con una fuerte carga de formación a la espalda en estos días que corren son lo peor que le puede pasar a alguien que busca empleo. Exponencialmente peor, si en la casilla de sexo han de marcar 'Femenino'.
Sí, qué ironía, da igual qué formación política haya en el poder, ser mujer y lista no parece ser algo que la sociedad empresarial desee tener entre sus activos. Y perdonen mi arrogancia a la hora de calificarme como 'lista', pero es la deducción lógica cuando en todas, absolutamente todas las entrevistas de trabajo a las que asistes, da igual el puesto, te indican que estás... SOBRECUALIFICADA.!!!???
Oh, por dios, maldita sociedad machista, donde los "altos cargos" empresariales (que en el mundo económico es algo tan insignificante como ser jefe de facturación... Déjenme poner los ojos en blanco, por favor) ven a una mujer con un máster más que ellos y echan a temblar.
No sería la primera vez que, tras recibir la más absoluta bendición por parte del jefe de recursos humanos, recibo un mail "dándome las gracias por participar" y, casualmente ese familiar que te ha recomendado y que es íntimo amigo de tu "potencial futuro jefe", te informa de que el CV lo ha acojonado tanto que ha visto peligrar su puesto y por eso te han dado la patada... ¿Y qué coño ha tenido que hacer ese "jefe hombre" para estar ahí?
¿Lo habría hecho el jefe de recursos humanos si mi nombre hubiera sido Alberto?
Ya se lo digo yo: Nein.
Comprenderán, en este contexto, que acabase hasta los mismísimos ovarios, ¿no?
Por eso me metí en otro mítico DeneBerenjenal.
No voy a entrar en detalles, pero elegí un berenjenal donde, al menos, mi formación fuese valorada.
Bien, pues me encontré con otra serie de hijos de su bendita madre, de jetas, de cabrones... Y he seguido haciendo mala sangre. MUY mala sangre... Sólo que esta vía tiene implicaciones más profundas en las que no voy a entrar.
Mi indignación ha alcanzado cotas... No estratosféricas, sino astrales. Igual que mis ganas de estrangular... Y de llorar de impotencia.
Llegué a preguntarme si no habría metido la pata hasta la más infinita arena movediza...
Pero entonces, los conocí.
Ella me enseñó el poder de la palabra, de la compasión, de la presencia, de la empatía... De una mísera sonrisa.
Él me enseñó muchas, muchísimas cosas más...
Él me dio una bofetada.
O varias.
Y yo a él.
Y sobre todo, me enseñó a sobrevivir en medio de un nido de víboras como nunca había presenciado, a pesar de mi edad. De mi formación. De mi sexo.
Y lo odié.
Ya no. "Y espérate."
No, realmente fui una ingenua al pensar que lo había visto todo.
Y no, gracias a ellos... No tengo a miedo a la oscuridad.