17 septiembre 2012 | By: Denebola

Los lunes dan asco

Sentada aquí en la silla de la mesa grande del comedor, té en mano, observando la calle y decidiendo si merece o no la pena salir por el mal día que hace, sigo teniendo esa sensación.
Y esque no entiendo nada.
No sé por qué, ni cómo. Ni el motivo, ni el camino que he recorrido para sentirme así.
Hay un desencadenante, siempre lo hay, pero si he de ser sincera, no tengo ni puñetera idea de cuál es. Mi intuición me dice que mi subconsciente está jugando a reírse de mí, pero mientras no tenga una prueba mínimamente racional y lógica, no puedo afirmarlo. Y eso aún lo hace más desesperante.
Me duele la cabeza, debería dejar de darle vueltas. Aunque no sea la razón de mi dolencia, al menos ayudará a que disminuya.
Qué jodida es la incertidumbre.
La más mínima inseguridad, hace que los cimientos de tu estado anímico se tambaleen bajo tus pies amenazando con destruirlo y hacerlo añicos. No voy a dejar que eso pase. ¿Tengo fuerzas para eso? Sí, claro que sí, pero no vendría nada mal una ayudita externa, nunca está de más.
Necesito azúcar, mi cerebro no da demasiado de sí hoy y reclama su dosis diaria de combustible. Buen día para eliminarlo de la dieta, sí señorita, eres toda abanderada de las decisiones acertadas y oportunas... Otro motivo más por el que sentirme desesperadamente mal. Ahí, acumulando.
Al menos el té está increíblemente bueno, ya es algo.
Sólo me queda recurrir a la sensación placentera de la adrenalina. Mejor salgo ahí fuera, aunque vaya a caerme el diluvio universal sobre mi cabeza, es la mejor opción. La ayudita externa que estaba buscando, quizás. No estaba pensando precisamente en eso, pero algo es algo.
Es lunes. Nada más.
Un jodido y asqueroso lunes con un té de rosas insuperable.
Y para terminar de dejar en la cuneta todo ese cúmulo de sensaciones desagradables y pasar de largo, Lets dance!



 Edito: Pues no, no era ésa la ayudita externa que necesitaba. Ha sido otra. Y sí, ha llegado como si hubiera estado leyendo mi pensamiento o como si supiese que me hacía tanta falta. No saben cuánto la necesitaba... Más de lo que yo misma creía. Y ya no es un lunes odioso. Ahora es un lunes con sonrisa. Enorme.