Buenas noches

No me apetece escribir sobre la segunda entrega del Metalway.
En realidad, no me apetece escribir.
Me lo he pasado como una enana, lo admito, ha sido un fin de semana de risas, drogas y rock & roll... ¿O era sexo?
De cualquier modo, ha sido ver salir con el coche a mis progenitores, y quedarme en paz, como con una extraña tranquilidad. Fin de semana movidito, sin duda. Buena música, desayuno de campeonas, fotos estúpidas, partidas de dados...
Estoy reventada. Debe ser la edad... O que no paro quieta. Mis motivos tengo.
Y el calor me aplatana...
He salido a dar una vuelta ahora por la noche (la necesidad es mala, falta de nicotina) y el bochorno agobiaba. Pero se estaba bien. Me ha resultado curioso la cantidad de gente que puede haber por la calle a estas horas por el parque, y también me ha sentado bien el paseo, necesitaba airearme. Me han entrado ganas de gritar, como si el parque estuviera desierto, pero con mi fama de loca, habría sido la puntilla...
El cielo estaba precioso, lleno de estrellas, negro, inmenso. No he visto la luna. Una lástima...
29 años... En realidad creo que si dijera 15 ó 35, me sentiría igual. Es algo que siempre me la ha traído al pairo. La edad está en tu mente, y yo supongo que siempre seré una nena.
Esta semana es la última antes de mis vacaciones que voy a currar. Me van a sentar tan bien estas vacaciones... Las necesito.
Y sigo sintiendo esa extraña sensación de paz interior y tranquilidad absoluta dentro de mí, aunque no entiendo muy bien por qué. No sé muy bien si esa sensación es totalmente mía...

Y tampoco sé muy bien por qué he escrito todo esto.
Si no tenía ganas de escribir...
Pero sentía un impulso muy fuerte, como si tuviera que decir algo, aunque no importase lo que fuera. Quizás por eso me he puesto delante del teclado, sin saber muy bien qué iba a decir, y he dejado que mis manos hablaran por mí.

En fin.
Buenas noches.

La Ñeka