18 noviembre 2012 | By: Denebola

Stop it!

A veces la vida te arrastra a una espiral tan fuerte de acción sin descanso en la que no tienes ni un mísero segundo para pensar en ti mismo ni en lo que te rodea y terminas olvidándote de todo.
El problema está en que, cuando no tienes tiempo para parar y dejar a un lado todo el cúmulo de cosas que hacer en el que estás metido, te olvidas de que hay algo más ahí fuera. Incluido tú mismo. El problema es que cuando tienes un minuto de tranquilidad, el cansancio se apodera de ti y ya no hay tiempo para que tus neuronas se fijen en tu persona. Ni mucho menos en todo lo demás. Porque aunque no te lo parezca, aunque tu mundo sólo gire alrededor de ti, ahí fuera todo sigue rodando, incluso para las personas que te importan y que has dejado a un lado temporalmente. Tus neuronas tan sólo desconectan y ya no existe nada más allá de aquello en lo que estás concentrado.
Y esa espiral termina devorándote, comiéndote, absorbiéndote hasta que ya no queda nada más.
Es difícil resistirse a esa fuerza que, por cierto, has iniciado tú mismo, y parar para echar un paso atrás y ver las cosas con un poco de perspectiva. Los árboles no te dejan ver el bosque lo define a la perfección. Ni siquiera te das cuenta de que algo no estás haciendo bien y que ese círculo de acciones que completas todos los días desde el momento en que te levantas de la cama puede romperse en cualquier momento porque no existe un equilibrio.
¿Eres capaz de soportar esa vorágine de obligaciones sin echar ni una sola vez el ancla al suelo? ¿Eres suficientemente fuerte como para permanecer imperturbable y en tu sitio sin dejarte llevar y que termine tragándote?
Todo tiene un fin, por supuesto, pero puede ser demasiado tarde.
Encuentro que no se trata de fortaleza ni de orgullo el mantenerse en el centro del huracán sin ser arrastrado por él, sino de permanecer en la tierra.
Es necesario pararse unos segundos y olvidarse de todo para saber qué está pasando a tu alrededor, ser consciente de uno mismo y olvidar, aunque sólo sea por un rato. Y esa "toma de tierra" casi siempre viene con ayuda externa. Gracias a dios, si es que existe.
Ese detonante, esa llamada de atención a pararte en seco que te hace preguntarte qué coño estás haciendo y por qué, puede ser la cosa más nimia y estúpida que puedan imaginarse.
Una llamada de teléfono. Escribir un mail en el que tienes tantas cosas que decir que tienes que indagar en lo que estás sintiendo. Un "te adoro" por whatapp... Tonterías.

Thank you, guys. Even if you didn't know you were helping me. Me either.