30 agosto 2011 | By: Denebola

Impotente, frustrada e incomprendida

Posiblemente, el único momento del día que tengo para mí sola, en el que sale de las tinieblas mi subconsciente para contarme abiertamente todo lo que debe, es ese rato en el que estoy corriendo en el que ya he empezado a un buen ritmo y veo muy lejos el final.
Es ahí cuando surge a la superfície todo lo que llevo tan dentro que a veces ni me doy cuenta.
Y siempre hay alguien que surge constantemente, aunque no sólo está en mi subconsciente.
Hoy me ha venido a la mente cierta situación que viví hará poco más de un año.
Después de un concierto, fui con unos amigos a uno de los incondicionales antros en nuestra ruta de siempre y allí, cerveza en mano, uno de mis amigos empezó a contarme, no con demasiada ilusión, que se iba a vivir con su novia a un piso bastante lejos de su amado barrio. Me sorprendió su poco énfasis, ya que llevaba más de 5 años con la susodicha.
-"No pareces muy contento", a lo que puso cara de Steve Urkel diciéndo aquello de '¿He sido yo?', y no me dejó otra opción que preguntar. "¿Esque no estáis bien?"
-"Sí, sí, claro. Es increíble, es genial, es encantadora..." Y de nuevo, un énfasis abrumador, nótese la ironía. Mucho alabarla, pero ni una sola palabra acerca de lo que sentía por ella.
-"Pero, vamos a ver, ¿tú la quieres?", no, no soy persona a la que le guste andarse por las ramas, y la pregunta, a juzgar por su cara, le pilló 'en bragas'. Cosa que me alarmó bastante, porque eso ya lo decía todo.
-"Pues... Yo creo que sí..." Y cuando ví que se lo tenía que pensar, ya no pude más.
-"¿Cómo que crees que sí? ¿Crees? Pues, perdona, pero ella será todo lo increíble que quieras, pero si tú dudas, es que no la quieres. Esto no es como mirar un cuadro y decir 'psí, me va bien con la decoración del salón', estas cosas se saben. Y más después de llevar con ella 5 años."
-"Y tú, ¿cómo lo supiste?", pregunta que odio, por cierto, por lo difícil que me es explicarla, siempre siento que me dejo cosas en el tintero.
-"Pues un día me di cuenta de que le quería, sin más, de que no hay momento del día en el que no piense en él, de que no hay nada en él que no me guste, de que se me hace tremendamente difícil estar sin él, de que lo necesito como el aire. Es como una parte de mí que siempre he buscado y nunca he tenido, es exactamente lo que siempre he buscado aún sin saberlo, es... Muy difícil de explicar. Pero sé que es así, a ciencia cierta y sin dudas." Y se me quedó mirando como si le hubiera dicho algo impresionante, a él, que compone canciones, un 'alma sensible' que siempre he pensado que comprendería ese tipo de cosas.
-"Y, ¿cómo es? ¿Es guapo?" A la mierda el alma sensible, la comprensión y toda la profundidad de la conversación. Ahí me dí cuenta de que, dijera lo que le dijera, no me iba a comprender.
-"Para mí es el hombre más guapo que existe." Y di por zanjada la conversación.
Impotente, frustrada e incomprendida, así me sentí. Si ese chico al que yo tenía por alguien profundo me había hecho esa pregunta después de la conversación que habíamos tenido, era obvio que no había entendido ni una milésima parte de lo que le había dicho. Y también comprendí que si él no lo entendía, probablemente nadie a mi alrededor lo haría.
A eso quería llegar con este post, a la incomprensión.
A que, por más que diga, por más que explique, por más que sea capaz de poner en palabras unos sentimientos tan intensos y fuertes como los que tengo, nadie va a ser capaz de comprenderlos a no ser que lo haya vivido en sus carnes. Y creo que, por desgracia, a pesar de que me gustaría que no fuera así, es bastante difícil que alguien se encuentre en una situación como la mía.
Alguien me dijo en una ocasión que lo único que me pasa es que estoy tarada, que soy incapaz de olvidar y pasar página. Otra muestra más de la gran incomprensión. O quizás envidia, váyanse ustedes a saber. Si de verdad pudieran ponerse en mi lugar, se darían cuenta de que olvidar algo así es IMPOSIBLE. Además de que una cosa es poder, y otra muy distinta querer, y yo ni puedo, ni quiero.
Aunque, realmente, ya he aprendido a vivir con esta incomprensión. Es un placer delicioso del que ya he aprendido a disfrutar casi en soledad.
Estoy muy bien así, sabiendo que esa parte de mí que siempre he buscado realmente existe, que no estoy loca ni perdida, que lo de ir buscando a ciegas ya no va conmigo, sabiendo que puedo tener algo tan inmenso que ni siquiera encuentro palabras, porque no existen.
Aunque quizás desde su punto de vista esté jodida. Pero no es así. Sino, no me levantaría todas las mañanas con esa sonrisa, ni vendrían a mi mente cosas como la que les acabo de contar mientras estoy corriendo por el parque. Ni muchas otras cosas más que no, no voy a contarles. Al menos de momento.



Dedicado a Elena.

2 comentarios:

Wayne Flashblack dijo...

Muy profundo y postivista para los emocionalmente intensos. Un colectivo que, por desgracia, se encuentra en peligro de extinción.

Siempre suyo, W.F.

Denebola dijo...

No se crea, no somos tan pocos.
Yo más bien pienso que terminamos acostumbrándonos a contentarnos con lo que tenemos sin pedir más, sin quererlo todo.

Por cierto, me hizo mucha ilusión ver que también hizo las galletas, no quiero ni imaginar cómo estará Mª José ;)
Un saludito.