Cumpleaños feliz, querido

Hoy es el cumpleaños de una persona muy especial para mí.
Recuerdo perfectamente la primera vez que me dirigió la palabra, o mejor dicho, sus afiladas letras, porque no fue en persona. Y lo primero que pasó por mi cabeza fue "será desgraciado el prepotente éste" (léase con tono airado, claro), y a pesar de que me intimidaba, y bastante, y eso es decir mucho, porque deberían saber que pocas cosas me intimidan, le contesté con alguna que otra palabra envenenada, porque a pesar de todo, siempre he tenido problemas para cerrar mi linda bocaza.
No parece un buen comienzo, ¿verdad?
Pues cuando tuve la suerte de conocerle más allá de su faceta dura y arrogante, me encontré con toda una sorpresa. Alguien que, como ya he dicho alguna que otra vez, brilla con luz propia. Alguien a quien es imposible ignorar. O le quieres con toda tu alma, o le odias con todo tu ser.
Quizás sea cosa mía, porque sé muy bien que tengo muy pocos términos medios, por no decir ninguno, pero lo que sí sé a ciencia cierta es que no deja indiferente. Es imposible.
Podría deshacerme en adjetivos hacia él, pero prefiero dejarles con la intriga y, si se atreven, incitarles a descubrirle. Además, él ya sabe todo lo que pienso, no creo que sea necesario decirlo. Y si lo es, ya me encargaré de que lo sepa.
Resumiendo, diré que nunca he conocido a nadie como él. Aún arriesgándome a alimentar su ego, diré que tiene razón cuando dice eso de "soy único", "no hay nadie como yo" o "los demás no son yo". No, no lo son, usted deja huella, querido.

Felicidades, querido Pirómano.

Me gustaría regalarle muchas cosas, pero mucho me temo que no puedo, así que, siguiendo la tradición de otros años, le guardaré sus besos de cumpleaños para que pase a buscarlos cuando pueda y, como solía hacer hace unos años, le dedico su canción esperando al menos arrancarle una sonrisa, usted ya sabe por qué.




Y que cumpla muchos más.