Oda a los amantes del tocamiento de narices del prójimo

Pues esta es toda mi Oda.

Que se Odan (sí, chiste malísimo, lo sé).

Y esque llevo ya unos días en los que el personal parece realmente incapacitado para vivir su propia vida, y su única diversión es joder al prójimo. Pues que se busquen un primo, porque no estoy por la labor.

Morituri te salutant, como decían los gladiadores antes de entrar en batalla al saludar a César. Porque prefiero morir en el intento y con la cabeza bien alta a vivir de rodillas (yo sólo me pongo de rodillas delante de quien quiero, y con los dedos de una mano, me sobran 4, y, por lo general, el dedo que me sobra es el corazón, salvo una excepción...).

¿Las consecuencias? Me la traen al pairo.

¿Esque nadie ha oído hablar de la dignidad?

Un poquito de por favor, que bajarse los pantalones delante del primer ser unineuronal que se te planta delante no te clasifica precisamente como ser humano, inteligente por definición. Odio a los chupa-pollas, y perdón por la expresión, pero se me revuelve el estómago ante ciertas actitudes, y más cuando llevas un rol de abanderado de la dignidad e inteligencia suprema.

Hoy, para mí, ha caído un mito.

Aún peor, me ha declarado la guerra. Es evidente el resultado, pero la victoria es relativa, sobretodo cuando no eres objetivo valorando lo que posees.

Y una vez más, vuelvo a decir: FUCK YOU!!! (influencia de mis vacaciones, mil perdones: ¡¡JÓDETE!!, para los autóctonos); el que no valora, o peor aún, el que infravalora a los que tiene a su alrededor, e incluso a las personas de las que depende, no demuestra ser muy inteligente.

Ya estoy harta de dar sin recibir nada a cambio. Una mínima demostración habría bastado. Ahora ya es demasiado tarde.

Bye, bye, my darling.

La Ñeka está guerrera. Y, sí, un poquito harta...